Nuevo teléfono. Nivel de vida real y ahorro
Cuatro años y un par de meses es lo que ha durado en servicio mi Motorola Moto G 3. Entre que mi otro banco no me permitía operar con un móvil rooteado, la batería me duraba un suspiro y llegaba el Black Friday, me pareció un buen momento para cambiarlo.
El sustituto es un Xiaomi redmi note 8. Me ha salido por unos 170€. Al comprarlo no solo he gastado ese dinero, sino que también he aumentado mi nivel de vida unos cuantos euros al mes. Y es que es frecuente que cuando calculamos cuánto gastamos al mes en vivir, se nos olvide incluir los gastos que vamos a tener que afrontar con cierta seguridad en un futuro no inmediato.
Por ejemplo, si este teléfono me dura otros cuatro años, cuando pase ese tiempo tendré que volver a comprar otro, gastando un dinero similar. Por eso es práctico empezar a ahorrar para el remplazo desde el momento en que adquirimos un nuevo objeto. En este caso mi estrategia es ahorrar 200€ en cuatro años, lo que supone añadir a mi ahorro habitual unos 5€ al mes.
Se podría pensar que no merece la pena empezar a ahorrar ya para un gasto de unos 200€ que va a ocurrir dentro de mucho tiempo, pero si aplicamos ese principio a todo lo demás que adquirimos nos llevaremos muchas sorpresas en forma de imprevistos. Y es importante entender que las cosas que compramos tienen una vida útil, al margen del tema de la obsolescencia programada o inducida.
Las empresas hacen provisión de gastos y nosotros deberíamos seguir su ejemplo. Eso puede hacer que dispongamos de menos dinero para nuestro día a día pero aporta seguridad de cara al futuro. Piénsalo bien. El portátil, la TV, el teléfono, el frigorífico… Todo eso acabará escacharrándose algún día. Podrás repararlos, o no. Pero los gastos futuros están ahí, esperando.
Además, si tienes por costumbre ahorrar, añadir esos pequeños pluses de ahorro te facilitará tener un colchón de dinero para enfrentar verdaderos imprevistos, que también ocurren con seguridad a lo largo de la vida.
Este año he cambiado de portátil, de móvil, de olla, de tostadora… Piensa, ¿cuántos cambios has hecho tú? ¿Ya has empezado a ahorrar para sus reemplazos?
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