Sustituyendo un horno polivalente
Una de las cosas más especiales de vivir en una nueva vivienda es la de las sorpresas que van apareciendo al poco tiempo de haberte mudado. Cuando llegamos, la cocina parecía que podría aguantar un tiempo antes de reformarla. El único electrodoméstico que sí o sí necesitaba el cambio era el frigorífico.
Al poco quedó patente que el horno Teka, bastante antiguo, tampoco iba bien. De hecho, quemaba todo independientemente de la temperatura o las resistencias que se seleccionaran. Podría haber intentado arreglarlo, pero el interior del horno tampoco estaba en unas condiciones demasiado buenas. Así que nos decidimos a cambiarlo. Pero al ser un horno polivalente, es decir, que además de los controles propios del horno se incluyen los controles de la placa vitrocerámica, teníamos que sustituirlo por otro horno polivalente o bien cambiar el horno y la vitrocerámica. El problema es que nuestra placa Teka tenía las esquinas redondeadas, y como la encimera es de roca y no podíamos retocarla, solo encajaría una placa con esa misma forma y medidas, lo que reducía mucho las posibilidades.
Como cambiar también la encimera no entraba en nuestros planes en este momento, decidimos comprar un nuevo horno polivalente y mantener la placa vitrocerámica.
¿Qué es un horno polivalente?
Es un horno que incluye los mandos para controlar a una placa vitrocerámica o de gas. Se supone que es más sencilla de utilizar para la gente que no se apaña bien, o directamente no le gustan, las tecnologías táctiles.
El horno incluye un conector para la corriente eléctrica de la placa y unos mandos que encajan mediante cardanes a los mandos de la placa.
Instalar el horno
Normalmente, si compras el horno en una gran superficie, suelen retirarte el antiguo e instalarte el nuevo. El problema es que no encontramos grandes superficies que vendieran hornos polivalentes, ya que es un producto muy específico que no suele tener una gran demanda. Por eso tuvimos que instalarlo nosotros mismos.
Lo primero es sacar el horno viejo, que suele estar sujeto con un par de tornillos al mueble. Al tirar del horno para sacarlo hay que tener cuidado con el cable de corriente de la vitrocerámica y con los cardanes de los mandos. Como los cardanes son telescópicos se pueden sacar un poco y no pasa nada, pero es mejor que no lleguen a soltarse del todo.
Después, hay que soltar unos clips en R, que sujetan el cardán al mando correspondiente en el horno. Una vez hecho, podemos sacar el horno y desconectar el cable de corriente de la placa.
Con el horno viejo ya fuera, la siguiente cuestión es ver si está conectado a la corriente eléctrica mediante un enchufe o una regleta. Yo me he encontrado ambos casos. Si es mediante enchufe hay que desmontarlo para soltarlo del cable, porque los hornos no lo traen y lo necesitaremos para poder enchufar el nuevo. Es un enchufe que solo encaja en un sentido, por lo que hay que tener especial cuidado al montar los cablecitos tal cual estaban en la instalación anterior. Si es mediante regleta será más fácil, porque se ven los colores de los cables por el otro extremo de la ficha.
El siguiente paso es introducir el horno en el hueco del mueble hasta más o menos la mitad. Después habría que conectar el cable de la encimera a su toma de corriente en el horno. En ese momento es hora de montar los mandos de la vitro en el nuevo horno. Los mandos vienen desmontados porque, dependiendo de si la placa es de gas o eléctrica, tenemos que instalar los diales que indican el nivel en el que está abierto ese mando.
Cuando tenemos el dial adecuado montado, se introduce por el agujero correspondiente en el frontal del horno y se une mediante el clip R al cardán de la placa. Repetimos la operación con el resto de los mandos y, antes de meter el horno hasta el fondo del mueble, hacemos una prueba para saber si todos funcionan. En caso afirmativo se puede introducir del todo el horno en el hueco del mueble y fijarlo con sus respectivos tornillos.